PORTAL DE LAS ESCUELAS: Como sabés en el Portal nos encanta sumar voces y experiencias. Siempre decimos que el Portal lo hacemos entre todos. Por eso cuando leímos el artículo que escribiste junto con María Eugenia Podestá y Micaela Mussini decidimos compartirlo. Hoy quisiéramos que nos cuentes un poco más. En el artículo queda claro que el Equipo Directivo tiene un rol clave. ¿Podrías contarnos cuál es la importancia de ese rol y qué estrategias hacen la diferencia?
MELINA FURMAN: Desde hace muchos años, la investigación educativa muestra que el rol del director es clave para iniciar, sostener y llevar a cabo la mejora escolar. El artículo que ustedes compartieron (“Contextos institucionales y mejora escolar”) lo confirma una vez más. En esa investigación observamos escuelas que participaron del Proyecto “Escuelas del Bicentenario”. En ese caso, la intervención del Proyecto era a través de capacitadores que trabajaban directamente con los docentes. Pero notamos que aún cuando se trabajaba con los docentes de manera directa, el rol del Equipo Directivo resultó fundamental. Son quienes brindan acompañamiento, un marco común, apuntalando el pensamiento pedagógico.
En las escuelas en las que trabajábamos veíamos que el mismo capacitador, en una situación similar, sin un equipo directivo que respaldara, no lograba la mejora. Entonces nos pusimos a mirar qué patrones comunes había en las escuelas que habían logrado mejoras. Y vimos que el Equipo Directivo impacta no solo en lo institucional sino de manera bien concreta en los resultados de las evaluaciones. El Equipo Directivo impacta en los aprendizajes de los alumnos. En ningún caso, la solución viene desde afuera.
La mejora sucede cuando el Equipo Directivo toma la intervención como propia. Cuando arma equipos de trabajo, cuando genera reuniones con agenda y sentido, cuando designa maestros referentes para algún área, en nuestro caso ciencias. Ahí se genera acción y entusiasmo. Es un entusiasmo derivado de la preocupación. Es partir de lo concreto, de pensar dónde estamos y a dónde queremos ir.
Después de años de trabajo, al entrar en una escuela, enseguida me doy cuenta cómo es el Equipo Directivo. En las escuelas con buenos equipos directivos hay menos ausentismo, hay otro clima, hay una mística.
PORTAL DE LAS ESCUELAS: Mencionas dos palabras que sabemos son muy importantes pero a veces son un tanto inasibles o difíciles de transmitir. Dijiste entusiasmo, dijiste mística. Pero, ¿cómo generar entusiasmo o mística en lo concreto? ¿Podrías darnos algunos ejemplos?
MELINA FURMAN: Sí, son conceptos un tanto inasibles, pero son fundamentales y se pueden generar. Se trata de trabajar desde una cultura de lo posible. Nosotros observamos que, aun en situaciones con posibilidades chiquitas, con contextos difíciles, hay islas de buenas escuelas. Escuelas cuyos directores son militantes de la posibilidad. Son escuelas que tienen proyectos institucionales compartidos. Directores con la mirada puesta al servicio de la mejora y no de la vigilancia. La supervisión está en ese sentido. Con la intención de comandar un equipo preocupado por mejorar.
El entusiasmo se expande cuando hay acción en lo concreto. Por ejemplo, se puede discutir desde las carpetas o los cuadernos de los chicos, o analizar las evaluaciones. La observación de clases es otra estrategia. Sé que es difícil a veces por falta de tiempo. Pero se puede ir de a poco. Muchas escuelas van armando una política de observación de clases no muy ambiciosa. ¡Pretender observar todas las clases es imposible! Pero hay intermedios. Entonces van de a poquito. Paso a paso, cada año se puede un poco más.
Otra estrategia es llenar de contenidos las reuniones. Se trata de aprovechar ese tiempo institucional que las escuelas de hecho tienen. Si bien no son muchos, hay momentos de reunión de equipo, jornadas, entre otros. Muchas veces esos espacios no se aprovechan tanto. Pero son momentos ideales para pensar en conjunto. Y para eso es necesario dotarlos de sentido y contenido.
PORTAL DE LAS ESCUELAS ¿Cómo se llena de contenido una reunión?
MELINA FURMAN: Por ejemplo, una estrategia sencilla pero muy productiva es discutir en las reuniones producciones de los alumnos (carpetas, respuestas a evaluaciones) o planificaciones de clase o instrumentos de evaluación a partir de una determinada propuesta, como la de revisar las consignas que los docentes les están proponiendo a los alumnos y pensar modos de mejorarlas.
Algunas escuelas, también, usan charlas TED o textos como disparadores para despertar discusiones más profundas a nivel pedagógico, ancladas en lo concreto, relacionándolas con lo que cada uno está haciendo en su clase. Hay un modelo japonés que a mí me gusta mucho y se intentó en Chile hace algunos años. Se llama “estudio de clases” (Lewis y Tsuchida, 1998). En Japón, desde hace décadas, en todas las escuelas un par de veces por año grupos de maestros se reúnen a planificar una clase en función de algo a resolver, como parte de la formación continua del equipo docente. Puede ser un tema tan amplio como fomentar la creatividad de los alumnos, o tan puntual como enseñar fracciones. Entonces entre todos los docentes planifican una clase para eso. Luego uno de ellos da la clase mientras el resto observa. Unos observan desde el punto de vista de los alumnos; otros, desde del docente. Y después hacen un ateneo para discutir esa clase. En Chile hicieron una experiencia parecida y filmaron videos para compartir con todos los docentes, como modelo de trabajo a seguir. Pueden ver en el portal de Educar Chile algunas experiencias. En Escuelas del Bicentenario lo usábamos mucho como recurso para el trabajo con los docentes y directivos. Por supuesto, todo esto implica una organización que requiere que alguien tome la iniciativa.
PORTAL DE LAS ESCUELAS: Mencionaste hace un rato las charlas TED como disparadores de la reflexión. Hace poco compartiste una charla donde das algunas ideas para que las escuelas puedan enseñar a los chicos a pensar. ¿De qué manera los equipos directivos pueden contribuir para que eso suceda?
MELINA FURMAN: Lo bueno de las grandes ideas es que pueden traducirse en lo concreto. En la charla que di en el evento TEDxRíodelaPlata (que se llama “Preguntas para Pensar”) parto de la idea de que la escuela está enseñando a no pensar. Porque ése es el planteo, no solo no enseña a pensar sino que enseña a no pensar.
En particular, la enseñanza de las ciencias se basa tanto en la repetición de conocimiento fáctico que no da lugar al pensamiento. Un modo sencillo y poderoso para mejorar la práctica en el aula es poner a discusión las preguntas que se usan para enseñar. En las reuniones, los directores pueden invitar a los maestros a analizar las preguntas que se hacen en los pizarrones y en las evaluaciones, y sobre esas mismas preguntas reconvertirlas en situaciones, casos o problemas que invitan a pensar. Por ejemplo, en lugar de preguntar ¿Qué es un ser vivo? O ¿Cuáles son las características de los seres vivos? Se puede contar una situación en la que un niño encuentra algo que no sabe si está o no vivo (algo que pueda presentar cierta polémica entre los chicos, como una hoja seca, o una manzana) y plantear el debate: “¿Cómo puedo convencer a otro de que esto es un ser vivo?”. Se trata de formular preguntas en las que los chicos tienen que discutir y pensar, armar hipótesis, juntar evidencia.
Me pasó algo con esta charla TEDx, y es que si bien di ejemplos de la escuela básica, también en la universidad donde trabajo algunos profesores se acercaron y me dijeron “me puse a pensar en mis propias preguntas”.
Yo creo que la mejora que se sostiene implica ir así, paso a paso. Partir de analizar lo concreto, los cuadernos, las preguntas, las actividades que hacemos con los chicos, a partir de tener claro qué queremos que aprendan y por qué eso es importante. La mejora no implica operar por demolición ni barajar y dar de nuevo, Implica reconocer y sostener lo que se hace bien, y hacer cambios pequeños pero estratégicos, siempre con una visión de hacia dónde se quiere ir como docentes y como institución.
*Melina Furman es Bióloga por la Universidad de Buenos Aires y Ph.D. en Educación por Columbia University, EEUU. Es Profesora de la Escuela de Educación de la Universidad de San Andrés e Investigadora del CONICET. Investiga sobre cómo acompañar a los maestros y profesores para enseñarles a los chicos el pensamiento científico, una manera de mirar el mundo que combina la curiosidad con la lógica, el pensamiento creativo con el riguroso. Hace 12 años fundó Expedición Ciencia, organización de científicos apasionados por mejorar la educación. Coordinó programas de ciencias para escuelas de toda Argentina y Latinoamérica, especialmente de contextos vulnerables, como “Escuelas del Bicentenario” y “Ciencia y Tecnología con Creatividad”. Desde entonces está profundamente convencida de que todos los chicos pueden aprender si tienen el estímulo adecuado. Escribió varios libros, entre ellos “La aventura de enseñar ciencias naturales” (Aique), que recibió en 2009 el Premio al Mejor Libro de Educación de la Fundación El Libro. Fue becaria Fulbright y coordinadora del programa de formación docente Urban Science Education Fellows de la Universidad de Columbia para escuelas del Bronx y de Harlem. En uno de sus intentos de acercar a los chicos a la ciencia de la vida cotidiana condujo el programa “La casa de la ciencia” en el canal de TV Paka Paka. En estos últimos años agregó a su pasión por la ciencia el fanatismo por despertar la creatividad en otros, y cofundó El Mundo de las Ideas, un curso sobre innovación y creatividad que ya va por su cuarta edición. Es organizadora de TEDxRíodelaPlata, organización dedicada a difundir ideas que te transforman.